Ricardo Martínez
Editor
Cada quien hace lo que le da la gana, no es bueno predicar, y mucho menos moralizar. Pero, ¿y si nos apartamos un poco de la vulgaridad de la vida cotidiana y prestamos atención a nuestros sentidos?
Es decir, ¿ y si en vez de comer tan sólo para “alimentarte”, el acto de comer también es un culto a los sentidos? Una presencia que se disfruta segundo a segundo, momento a momento, y si estás con tu pareja, mirarse con ojos cómplices de puro gusto y placer de los manjares cuidadosamente colocados sobre la mesa? ¿Y si estás sol@ interiorizar con tus dos polos (masculino y femenino) el placer de lo que comes y bebes y respirarte con deleite?
¡Ah, Entonces te preocuparías de comprar la comida y la bebida que te mereces, no comerías cualquier cosa. Comprarías el mejor vino, el mejor queso y las mejores viandas para festejarte.
¿Y si no eres de esas personas que tan sólo disfrutan los cuerpos, sino la experiencia plena que te puede brindar otra persona con su ser, sus experiencias, sus sentimientos, sus silencios, su belleza, su sentir y sus ganas de amar ¿Por qué te ibas a conformar con lo simple, con lo fácil del “aquí te pillo y aquí te mato”, sabiendo que hay cosas mejores reservadas para la gente verdaderamente sensual?
Entonces, nada tendrías que ver con los hombres que no aman a las mujeres, ni con esas mujeres que no aman a los hombres. ¡No! Tan sólo abrirías tu corazón a la belleza de las pasiones profundas y longevas que poseen algunas personas de ambos sexos, y que pueden convertir la experiencia de una sola noche en las Mil y una Noches. Entonces cada copa de vino es definitiva, los olores te cautivan y te transportan a tierras lejanas. Los sabores impregnan tu lengua de sensaciones inusuales, mucho más allá de lo que comes y bebes.
Los besos y las caricias a flor de piel descorchan esa botella en ebullición que es tu alma y la explosión del amor no se hace esperar. Las pieles se erizan y los ojos se cierran para tan solo EXPERIMENTAR, lo que nos anuncian los sentidos cuando los llevamos a los extremos, sin forzar.
Y su mensaje es “Ananda”: el gozo como el estado natural de todo ser viviente, porque si la Divinidad es Gozo, lo natural es la felicidad.
Insisto, no te quiero predicar, pero: ábrete a los sentidos y descubrirás mundos infinitos que te harán llorar de pura dicha, la dicha que tan sólo te puede proveer Dios, la Diosa, o los Dioses, según lo “SIENTAS”.
2 comentarios
Preciosa y sensual narration.
Gracias Bea. Con los sentidos se puede experimentar la misma divinidad.